Aunque “amigos” quizá no sea la palabra adecuada, ya que las invitadas eran todas las mujeres con las que había descubierto que mi novio hablaba a mis espaldas. Cuando el invitado de honor entró -mi ahora ex- las cosas dieron un giro...
Desgraciadamente, un desconocido fue testigo de toda la pelea. Aquella noche estaba de mal humor y acabé poniendo a este magnífico chico en evidencia. Como si mi noche pudiera empeorar, antes de que se marchara, me informó de que en realidad era mi arrendador.
Colby Lennon, junto con tres de sus amigos, era el dueño del edificio donde estaba mi tienda de tatuajes. Él y yo éramos totalmente opuestos. Llevaba corbata, rezumaba la confianza que le daban los años en que las mujeres caían a sus pies y no temía decir lo que quería, que últimamente era a mí.
Odiaba sentirme atraída por él. Sobre todo porque se suponía que estaba en una pausa autoimpuesta de citas. Sin embargo, ninguno de los dos podíamos alejarnos el uno del otro. Empezamos a salir, como amigos. Incluso llegué a establecer reglas para lo que él había llamado nuestras “no citas”.
Pero al final, nuestra atracción explosiva fue demasiado para soportar, y rompimos nuestra determinación. Bajé la guardia y empecé a enamorarme de Colby.
Nada podría haberme preparado para el viaje que me hizo. Y ciertamente no estaba preparada para saber dónde acabaría cuando el viaje terminara.
Todas las cosas buenas deben llegar a su fin, ¿verdad?
Excepto que nuestro final fue uno que no vi venir.
Mil gracias a SB!