Cuanto más se acerca a las personas que la rodean, a Brangien, que suspira por Isolda, su amor perdido; a Lancelot, que lucha por demostrar su valía como caballero de la reina; y a Arturo, que lo da todo por todos y, por lo tanto, nunca tiene suficiente para Ginebra, más cuenta se da de lo vacía que está. No tiene ni idea de quién era realmente antes de ser Ginebra. Cuanto más intenta proclamarse reina, más se pregunta si Mordred tenía razón y ella no pertenece a ese mundo. Nunca lo hará.
Cuando un rescate sale mal provocando la muerte de alguien muy preciado, Ginebra regresa a Camelot, devastada, para enfrentarse a la mayor amenaza que ha llegado. No en forma de la Reina Oscura o de un ejército invasor, sino en forma de la hermana pequeña de la verdadera Ginebra. ¿Será el fin de su engaño?¿Y a quién está intentando engañar realmente? ¿A Camelot o a si misma?