Junto con personas de ideas afines, me uno a la resistencia. Hay que defenderse de los falsos dioses, por la fuerza si es necesario. Pero pronto noté que nuestros opresores no son ni dioses ni conquistadores despiadados. Por el contrario, me enfrento a dos guerreros perseverantes y, para mi disgusto inicial, a unos hombres bastante atractivos.
Ellos aman a su patria, igual que yo.
Ellos respetan sus tradiciones, igual que yo.
Mi imagen de los crueles Guerreros Dragón comienza a desmoronarse, pero, a pesar de todo, siguen siendo sólo bárbaros. Exigen que les dé un hijo. ¿Quiénes se creen que son? Ni traicionaré a mi especie, ni permitiré que me degradan a una máquina de parir.
Sin embargo, tienen planes de mucho mayor alcance, de los cuales no quiero saber nada.
Inesperadamente, los amigos se convierten en enemigos y viceversa. Una decisión debe ser tomada, y no sé si pueda tirar mis convicciones por la borda.
A pesar de todo, una cosa es segura: hace tiempo que mis dos guerreros rodearon mi corazón con sus musculosos brazos.