Pero su instructor no la escucha. En su lugar, la arrastra -todavía vestida con un tutú y zapatillas de punta- hasta la puerta de su solitario hermano, situada en un almacén abandonado.
Una noche con Smith, de ojos salvajes, debería curarla de cualquier interés en el romance, dice el instructor de Posy, mientras la encierra en una habitación con un monstruo... y un colchón.
Mil gracias a S!