Lo más importante que había leído alguna vez estaba garabateado en la puerta de un baño portátil, grabado en plástico en una feria de las afueras de Boston.
La lujuria persiste, el amor se queda.
La lujuria es impaciente, el amor espera.
La lujuria quema, el amor calienta.
La lujuria destruye, ¿pero el amor? El amor mata.
Tal vez siempre fue mi destino enamorarme de un monstruo.
Cuando otros niños se quedaban despiertos por la noche temiendo a la bestia de dientes puntiagudos que se escondía en su armario, yo anhelaba ver al mío.
Quería alimentarlo, domesticarlo, entenderlo.
Sam y yo sólo podíamos amarnos en la oscuridad.
Una vez que nuestra historia se desarrolló, y la verdad salió a la luz, fui yo quien cortó el cordón.
Mi nombre es Aisling Fitzpatrick, y tengo una confesión que hacer.
Sam Brennan no es el único monstruo en esta historia.
Mil gracias a JRF!